Columna de Opinión

El cambio parte por casa: hacia una gestión colaborativa del agua en Chile

Opinión: Hacia una gestión colaborativa del agua en Chile

La semana del 22 de marzo, en la que se conmemora el Día Mundial del Agua, comenzó con noticias desalentadoras en Chile. La alarmante situación de los embalses casi vacíos en las regiones de Atacama y Coquimbo (3% de su capacidad), el rechazo al decreto de escasez hídrica en las comunas de Llanquihue y Chiloé por parte de la Contraloría -lo que pone en riesgo la disponibilidad de fondos para camiones aljibe- o la promoción sin precaución por la sostenibilidad en la construcción de más plantas desalinizadoras en el Congreso de ACADES. ¿Qué tienen en común estas noticias? Todas ellas reflejan desafíos que responden a demandas urgentes que están siendo abordadas con soluciones aisladas, ignorando la recomendación de organismos multilaterales y académicos de adoptar una gestión colaborativa e integrada del agua, fundamentada en la planificación y participación.

Los desafíos actuales y el cambio necesario

El cambio climático está evidenciando la vulnerabilidad del enfoque economicista, productivista, basado en una mirada de resolución individual y tecnocrática a las diversas demandas de gestión. La introducción del enfoque de sistemas a la gestión de la cuenca ha permitido comprender cada vez más, las complejas interacciones, no solo físicas, sino que también sociales que resultan en inevitables transacciones entre oferta y demanda para satisfacer las necesidades ecosistémicas, donde están insertas también las necesidades humanas básicas, productivas y culturales. Al mismo tiempo, el reconocimiento de los distintos valores y visiones hacia la naturaleza nos ha permitido valorar la inclusión de enfoques no tecnocráticos donde los distintos saberes, especialmente los ancestrales, juegan un rol clave en la solución de los problemas ambientales.

Las profesoras Ocampo y Barría apuntan a hacerse cargo de las problemáticas de la gestión de los recursos hídricos.Es por eso que los enfoques actuales abogan por una mirada integrada y una mayor gestión colaborativa, no solo en la cuenca, sino también a nivel nacional. En Chile, son múltiples las recomendaciones sobre la necesidad de fortalecer la gobernanza del agua en la cuenca. El reciente reporte “Evaluaciones del desempeño ambiental 2024” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, menciona entre sus principales recomendaciones la necesidad de aprobar el proyecto de ley para la formación de la gobernanza a escala de cuencas. Antes de esto, el informe de Desafíos Hídricos en Chile y recomendaciones para el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 (ODS6) en América Latina y el Caribe de Cepal señalaba que, si bien el país destaca en la región latinoamericana en cuanto al avance en el cumplimiento del objetivo, las brechas en el cumplimiento del derecho humano al agua, requerían avanzar en gobernanza e institucionalidad, particularmente a nivel de cuenca.

El año 2022 fue crucial ya que confluyeron la reforma al Código de Aguas después de 20 años, la promulgación de la Ley Marco de Cambio Climático (Ley 21.425) y el impulso a una gobernanza a escala de cuenca hidrográfica. Esto, tras catorce años desde el inicio de la megasequía. Frente a esto, se presenta la estrategia de gobernanza de Consejos de Cuenca con el objetivo fortalecer los mecanismos de coordinación y respaldar la planificación exigida por la Ley N°21.435. No obstante, los lentos avances de esta iniciativa generan incertidumbres y a veces dudas entre los actores, como la solicitud a la Contraloría General de la República de pronunciarse respecto de la legalidad de los Consejos de Cuenca. El dictamen N°E428364/2023 del 15 de diciembre del 2023 ratificó que el Ministerio de Medio Ambiente (MMA) y la Dirección General de Agua (DGA) pueden “implementar instancias de coordinación y participación como los consejos de cuenca piloto, con la finalidad de recoger información y reunir experiencias que puedan servir de sustento a la ejecución de políticas públicas de Estado, por medio de los instrumentos jurídicos idóneos, defina implementar a futuro sobre tales asuntos”. Sin embargo, a la fecha, no se registran avances de los pilotos, gatillando dudas sobre la continuidad e impulso de la tan esperada gobernanza.

¿Cómo podemos aportar a la construcción de la gobernanza colaborativa? Partir por casa

Surge entonces una pregunta crucial: si durante décadas la investigación y el análisis de políticas públicas han destacado que los complejos desafíos del agua solo pueden abordarse eficazmente mediante la coordinación y colaboración, ¿por qué no se ha adoptado este enfoque a nivel nacional? Para desentrañar esta cuestión, podríamos adoptar una perspectiva ascendente, inspirándonos en el conocido refrán: ‘la solución comienza por casa’. Este enfoque implica iniciar el cambio desde lo local, fomentando la colaboración y la gestión integrada del agua en comunidades y regiones, para luego escalar estas prácticas hacia el ámbito nacional.

Cuando hablamos de lo local, ¿qué acciones está llevando a cabo la Universidad de Chile en este ámbito? La institución ofrece al menos tres carreras de pregrado centradas en la formación de profesionales capacitados para enfrentar distintas escalas de los desafíos técnicos, territoriales y de asociatividad en relación al agua. Además, cuenta con varios programas de posgrado y una amplia gama de proyectos de investigación e innovación en la gestión del agua. Sin embargo, al igual que en otros niveles del país, la Universidad de Chile requiere seguir fomentando las redes de colaboración y coordinación para que puedan generarse sinergias y efectividad en la solución de la crisis hídrica, tanto en la investigación como en la docencia. Al respecto cabe cuestionarse, ¿podemos abordar la docencia e investigación de la gestión integrada del agua de forma aislada o separada de la gestión forestal, del desarrollo agrícola, o de la gestión y diseño de infraestructura hídrica? Los profundos conflictos multidimensionales del agua en el país nos indican que no. Nuestras propias experiencias como parte de proyectos de investigación que tratan de entender la vinculación bosque-agua-servicios (Fondo de Investigación del Bosque Nativo 22/20), la colaboración en las organizaciones de usuarios de agua (Fondecyt Iniciación 11200027), los valores plurales asociados al agua (Fondecyt Regular 1221789) y los principios para organismos de cuenca resilientes y colaborativos (ATE 230046), nos muestran la lo fundamental que es el financiamiento a la interdisciplina y la buena disposición de los académicos y sus instituciones para avanzar hacia investigación colaborativa del agua. 

En este Mes del Agua, como académicas de la Universidad de Chile, reconocemos las barreras internas, nuestra gran responsabilidad y a la vez, la oportunidad que tenemos para liderar el cambio necesario. Hacemos un llamado a la reflexión y al trabajo conjunto, siendo un ejemplo para nuestros y nuestras estudiantes, que serán los futuros profesionales que tendrán que enfrentar estos desafíos complejos. Es crucial entender que el sistema hídrico está interconectado con los bosques, el suelo, los ecosistemas en general, la infraestructura y las comunidades, y por lo tanto, no se puede abordar desde perspectivas aisladas. Este Día del Agua nos invita a superar las barreras departamentales y de Facultades, y a trabajar más allá de nuestras fronteras académicas. Desde la solidaridad y una visión estratégica, busquemos puntos en común y colaboremos para lograr mejores resultados tanto en la formación de profesionales como en la investigación de la gestión integrada y colaborativa del agua, para aportar con hechos y ejemplos al debate y la acción que Chile espera, en particular en torno la gobernanza a nivel de cuenca.

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