Tras los incendios forestales de 2017

El complejo trabajo de reforestación de la Estación Experimental Pantanillos tras los megaincendios

El complejo trabajo de reforestación en "Pantanillos"

Ubicado a 23 kilómetros de la cuidad de Constitución, en Santa Olga se encuentra la Estación Experimental Pantanillos de la Universidad de Chile, espacio que recibe a alumnos de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza para sus distintas prácticas y estudios en terreno. En 2017, Santa Olga junto a otras zonas del centro sur del país, por más de 17 días seguidos vivieron un megaincendio. Según CONAF, este fenómeno fue el primero de la “sexta generación” de incendios forestales, dada la alta intensidad y velocidad de propagación, nunca antes registrada a nivel mundial.

Este fue el resultado del paso del fuego por la Estación Experimental Pantanillos.De acuerdo a las cifras entregadas por las autoridades, el incendio de 2017 afectó a un total de 518.174 ha. entre las regiones de Coquimbo a la Araucanía, concentrándose el 90,2% entre las regiones de O'Higgins (17%), el Maule (54,1%) y BíoBío (19,1%).

Durante estos años, distintos académicos de la Universidad de Chile han trabajado junto con estudiantes en la reforestación de este lugar para recuperar, principalmente, los árboles nativos de la zona. El vicedecano y académico del Departamento de Gestión Forestal y su Medio Ambiente de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Roberto Garfias, ha sido uno de ellos: “hoy día los problemas de estos cambios climáticos se generan debido al exceso de contaminantes hacia el ambiente, uno de ellos es provocado por la quema de hidrocarburos y los incendios forestales también, entonces eso es un daño que se hace en general y que hay que saber conciliar". Ante esto, detalla, "lo que hemos hecho ha sido establecer vegetación para que podamos capturar carbono del ambiente y atenuar, en una cierta medida, los efectos de estos incendios y todo lo que ha significado el daño que se le ha hecho al medio ambiente”, detalla el profesor Garfias.

La reforestación con especies nativas involucró la participación de estudiantes.“Cada vez se hace más difícil plantar en lugares que están en el límite de sobrevivir de manera natural”, explica el académico, quien añade que “debemos entender que los incendios en un 99,98% son de origen antrópico, es decir, provocado por el hombre, en general, de manera directa indirecta”.

¿Por qué es necesaria la ayuda humana para la reforestación?

El académico Roberto Garfias asegura que hay que diferenciar entre la plantación de frutales, que necesitan mucho riego, a la de bosques, que no necesitan riego. Sin embargo, asegura que ahora es precisa la acción humana para ayudar a la reforestación que años atrás se podría dar de manera natural. "En Pantanillo particularmente, lo que hacemos nosotros con los estudiantes es plantar un árbol y regarlos, porque son especies que tienen un requerimiento hídrico mayor", señala, lo que se debe a que "cuando tú plantas, los cuidados tienen que ser mayores. Hay que aplicarle abono a las plantas y el riego es el que más cuesta", considerando la ubicación en zonas de cuestas que tiene el predio universitario.

El hualo o roble maulino es la especie que predominante en la Estación Experimental Pantanillos.Por su parte, el académico del Departamento de Silvicultura y Conservación de la Naturaleza de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, Álvaro Promis, quien también ha participado del trabajo de reforestación, explica que “gran parte de las plantas y las especies arbóreas tienen una alta capacidad de rebrote o de regenerarse vegetativamente, como cuando los árboles en los bosques que han sido cortados vuelven a rebrotar". El problema, advierte, "es que producto de la acción humana, los incendios (en Chile) han sido cada vez más recurrentes, y cada vez más grandes en tamaño, en intensidad, en cantidad de calor que generan y cantidad de energía". Todo ese tipo de cambios "hace que peligre la continuidad de los bosques y no se puedan recuperar".

Por ejemplo, "si un bosque es afectado hoy día y si en 10 años más vuelve a ser afectado por incendio, capaz que muchos de los arbolitos que se estaban regenerando, ya no van a ser capaces de regenerar vegetativamente porque pierden la capacidad con el tiempo de responder”, asegura Álvaro Promis.

El académico agrega que, si un incendio en una zona es recurrente, cada cinco o siete años “puede ser que el bosque nunca más se llegue a recuperar, porque se pierde el legado biológico. Un árbol nativo como los de la zona del Maule, no va a producir semillas hasta en 20 o 30 años más, entonces si se quema algo hoy y se vuelve a quemar en 10 años más, no alcanza a generar semillas”.

El trabajo de reforestación en Pantanillos

El profesor Gustavo Cruz, director académico de la Estación Experimental Pantanillos, detalló que el Departamento de Silvicultura y Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, en conjunto con la Fundación Reforestemos, desarrollaron un proyecto al interior de la Estación Experimental Dr. Justo Pastor León, para recuperar los sectores afectados por el incendio ocurrido el año 2017. De acuerdo a los datos entregados, hasta hoy, se han realizado reforestaciones con Quillay (Quillaja saponaria) de 18 ha, Hualo (de N. glauca) de 20 ha. y, por otro lado, se han realizado plantaciones de pino (P. radiata) de 40 ha y con especies nativas de quebradas y otras en un total de 1,5 ha.

El profesor Promis aclara que, en el caso de Pantanillos, “sabíamos que la especie dominante, que se llama hualo o roble maulino, se iba a regenerar vegetativamente porque tiene esa capacidad después de los incendios", pero la duda era más bien por las plantaciones de pino en la zona, que generan muchos conos. "Una ventaja que tiene el pino frente a nuestras especies nativas, es que en el momento en que ese cono que está colgando de los árboles, al pasar el fuego, se abren y liberan las semillas que son muy livianas y vuelan con el viento", detalla. A esto se suma que estas semillas son capaces de germinar rápidamente, invadiendo otros espacios.

Para abordar esta situación, la Facultad se alió con la Fundación Reforestemos, con quienes levantaron un proyecto del Fondo de Protección Ambiental del Ministerio del Medio Ambiente. Con esto, desarrollaron "plantaciones dentro y fuera del bosque. Lo que antiguamente era una plantación de pino, se plantó para recuperarla como bosque nativo", relata Álvaro Promis.

El profesor Promis agrega que el trabajo realizado desde el incendio de 2017 “muestra una buena recuperación y un buen efecto de la posibilidad de recuperar bosque después de los incendios. Ahora, después de esos cinco años no hemos tenido nuevamente uno”.

Cómo prevenir los incendios forestales

En 2016, el predio de Pantanillos se encontraba cubierto por 74,4 ha de renovales de hualo (Nothofagus glauca) y 214,8 ha de plantaciones de pino (Pinus radiata) de edades de entre 12 y 18 años, 40 ha de eucalipto, y 10 ha de vegetación de quebrada y otras. Después del incendio del 2017, las 74,4 ha de bosques nativos se vieron afectados en categoría de severidad “extrema”, y el resto de las plantaciones resultaron afectadas por el fuego en distintas categorías de severidad. Sólo quedaron sin quemarse unas 2 a 4 ha correspondientes a las casas e instalaciones docentes y vivero forestal.

Pero hay formas de prevenir un nuevo incendio en este lugar o en otras zonas del país, como explica el profesor Miguel Castillo. "Hay algunas que son muy domésticas, muy baratas y otras que, obviamente requieren más elaboración. Para un pequeño propietario la principal medida de prevención es mantener el pasto a raya, ya sea con corte o metiéndole ganado. La ganadería es muy útil porque el movimiento de los animales contribuye no solamente a bajar la biomasa, es decir, la vegetación susceptible a la inflamabilidad, sino también porque el animal pisotea el terreno y en la vegetación compactada es más difícil que el fuego se propague”.

“Ahora, si ninguna de esas alternativas el propietario puede hacerlas porque no tiene recursos, no tiene gente o la capacidad, lo que puede hacer es mantener a raya los cortafuego, que es el raspado de toda la vegetación hasta el suelo mineral, es decir, sin vegetación; o realizar una limpia de vegetación muy fuerte, que se llama corta combustible, es decir, no raspar todo, pero sacar gran parte de la parte forestal”, explica el experto.

El profesor Castillo agrega que como medida preventiva también se puede “mantener los caminos despejados, que las leñeras estén libre de pasto, almacenar todo lo que sea tanques de combustibles y lubricantes bien resguardados, sin vegetación cercana y mantener los techos de las casas limpias. También tener una buena colaboración entre vecinos, tener acceso a los portones, a los estacionamientos y tener un WhatsApp de atención de primera respuesta”.

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